Después de los primeros días de clases, e incluso de semanas, varios niños han presentado dificultades para llevar los libros correspondientes.Argumentan que han extraviado el horario o que se les olvida revisar sus útiles.
En consecuencia, me di a la tarea de elaborar un horario que permaneciera en la pared del salón y antes de terminar las tareas de cada día, recuerdo con los niños las asignaturas que veremos la mañana siguiente, con la finalidad de que pueden llevar sus cosas.
Desde que se pego en la pared, he podido observar que varios niños copian en su cuaderno el horario y ya no olvidan tan frecuentemente sus materiales.
En algunass ocasiones, los alumnos nos recuerdan que el tiempo para abordar cierta asignatura ha finalizado. |
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